'¡No estamos solos!', gritan ancianos

Confidencial

Wilfredo Miranda

“¡No estamos solos!”, exclamó azorada Ana Daisy Aguirre Largaespada, mientras su mano temblorosa apretaba el hombro de otra abuela que tenía al lado. Las ancianas veían cómo un afluente de jóvenes cargados de víveres y agua llegaban a acompañarlas a la protesta que mantienen en el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), que este jueves rayó en su cuarto día consecutivo. 

Los jóvenes entregaron rápidamente las provisiones a los encargados de ordenarlas en una acera ubicada al costado sur de la sede del INSS, donde desde el martes la manifestación por la entrega de las pensiones reducidas a estos ancianos, aglutinados en la UNAM (Unidad Nacional del Adulto Mayor), se han intensificado.

El grupo de muchachos, identificados como estudiantes de la Universidad Centroamericana (UCA), cargaron varios cartelones y se apostaron frente a la muralla policial que se mantiene estoica ante los reclamos.

Ana Daisy, originaria de Managua y de 70 años de edad, fue una de los aproximadamente 150 ancianos que estuvieron en las instalaciones del INSS hasta la madrugada de este jueves cuando fueron desalojados a la fuerza por la Policía Nacional. Aunque ella reconoce que cesó de protestar a las 10:30 de la noche, porque su marido, seis años mayor que ella, le atacó una crisis hipertensiva debido a que no se bebía las pastillas desde el lunes.

“Nos tuvimos que ir porque los policías ni siquiera no dejaban pasar los medicamentos. Entonces, al verlo como se ahogaba mi señor, agarré un taxi y me lo llevé”, narró Ana Daisy mientras sonreía al ver como cada vez se agolpaban más personas en esta protesta, que en las redes sociales ha sido bautizada como #OcupaINSS.

La tenacidad de estos ancianos por reclamar su derecho, ha sido una de las expresiones más representativas en el país en los últimos tiempos, a tal punto, que obligaron al gobierno de Daniel Ortega a referirse explícitamente al tema.

A mediodía, el diputado sandinista Gustavo Porras programó una conferencia de prensa en la que, irascible, aseguró que “hemos estado discutiendo la situación que se está presentando, y hemos llegado a la conclusión totalmente clara, de que esto se trata de una demanda justa, pero que hay una manipulación expresa, y una manipulación política clara de la derecha por destruir la Seguridad Social”.

Ana Daisy dijo que no vio hablar “al doctor Porras”. A esas horas, explicó, venía con su marido de regreso al plantón en el bus, aunque algo deprimida. “Allá dentro (en el edificio del INSS) nos sentíamos solos. No había ni agua, ni luz en la noche y solo estaban esos guardias que nos quedaban viendo mal”, aseguró.  

Manuel de Jesús Gómez López también describió una misma sensación que Ana Daisy, “como desolación y cansancio”, especificó. A sus 77 años, este abuelo es uno de los más activos en la protesta. Con dificultad apresuraba el paso de un extremo al otro del cordón policial una y otra vez, mientras con sus palmas en dirección a los oficiales, le ponía ritmo a su consigna “queremos la pensión, queremos la pensión”.

Antes, Gómez López vio cómo la policía capturó a siete jóvenes que se habían sumado a la protesta. “Pensé que todo iba a ser igual que ayer”, refiere el anciano, cuando la policía también apresó a otros muchachos que se unieron a la vigilia.

Los capturados este jueves fueron Randal Rivas Barbosa, Axel Martínez, Ronnie Padilla, Javier Munguía, Fredd Oporta, Agner Balladares y Mauricio Martínez, señalados por los delitos de desorden en la vía pública y desacato de la autoridad. Hasta el cierre de esta edición, se supo que cuatro jóvenes se encontraban en el Distrito 3 de Managua. El resto, se desconoce su paradero. Al caer la tarde, otros muchachos se trasladaron a El Chipote a plantarse y exigir información sobre ellos.

Después de eso, la policía bajó la defensiva. Una nerviosa lluvia que se estrellaba en las arrugas de los abuelos refrescó la tarde y trajo a más gente a al lugar. Más de una veintena de estudiantes de medicina de Universidad Americana (UAM) bridaban atención gratuita a los ancianos bajo una champa de plástico negro y madera que montaron otros voluntarios.

Las provisiones seguían acumulándose y los ancianos, que ayer estaban encerrados en el edificio del INSS, hoy formaban largas filas para tomar de una fuente suero oral que les ofrecían.

El plop-plop-plop-plop de una planta eléctrica permitió que música Cha Cha Chá saliera de unos parlantes dispuestos en un camioncito y que los adultos mayores bailaran. La protesta tenía otro talante. El rostro de Ana Daisy irradiaba agradecimiento y Gómez López seguía empecinado en su consigna.

Era como que si los abuelos se rejuvenecieron al ver tanto apoyo. La frustración por no tener comida, agua y medicamentos el miércoles, este jueves desapareció. Ellos volvieron a tronar sus bastones y a colocarse frente a la muralla policial para dejar claro que no se moverán “hasta que nos muramos o nos entreguen la pensión”. En tanto, amanece y empieza el día 5 de protesta con unos ancianos con la moral reforzada.

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